COMO
APRENDÍ A LEER
Tan complejo como tratar de
tapar el sol con un dedo
Todo comenzó el día 7 de marzo de 1991, fecha de mi
nacimiento. Desde ese momento, empecé
a preguntarme de manera inocente
el Por qué de las cosas y a dar respuesta desde lo que observaba, muchas de estas sin lógica alguna.
Decirles exactamente como aprendí a escribir y leer seria engañarme a mí mismo y engañarlos
a ustedes, tan solo les relatare desde lo que alcance a recopilar de mis
fuentes de información de las cuales
hago mención de las siguientes: padres, amigos y maestros, estos últimos parte
esencial en el aprendizaje lecto-escritural.
Como todos sabemos, los niños desde muy temprana edad
son muy curiosos y quieren darle sentido a todo lo que los rodea; ejemplos
concretos son las caricaturas y cuanto en ellas se logran interpretar.
Mi conflicto arranco desde este punto, recuerdo que mi
programa favorito era los muy conocidos y controversiales SIMPSON, dibujos animados
que representan el prototipo de familia estadounidense que pocos conocemos,
contraponiendo la versión del programa grotesco que muchos detestan.
Lograba entender alguna de las conversaciones allí
planteadas, ya que muchas de estas palabras utilizadas en este contexto me eran
familiares, las escuchaba a menudo por parte de mis hermanos, padres y amigos,
pero no interpretaba los textos presentes en cada capítulo, ejemplo de ésto era
la escena inicial donde Bart Simpson escribe en el tablero de la escuela donde el estudia,
frases que para mí no significaban nada
pero me despertaban curiosidad.
Al verme en este círculo de confusión, decidí
preguntarles a mis padres, qué significaban esos jeroglíficos que a diario veía
y que mucha gente los denominaba palabras. Ellos al escuchar dicho comentario
decidieron como primera medida, enseñarme a escribir las vocales (a-e-i-o-u)
con su respectiva pronunciación, el mismo proceso lo realizaron con el
alfabeto, aclarándome
que estas dos grupos semánticos unidos formaban las palabras que a diario escuchaba y que veía reflejadas en
los programas de televisión, revistas, avisos publicitarios, entre otros.
Terminada esta primera etapa de exploración, ya con algunas nociones de cómo era el
proceso para leer y escribir, ingrese a la escuela a la edad de cinco años, en donde, mis maestros
afianzaron lo ya aprendido, corrigiendo las falencias en el proceso iniciado en
casa.
Mi principal guía en la escuela para la enseñanza
lecto-escritural, fue la cartilla de
NACHO, ésta. de manera ilustrada explicaba ejemplos concretos de la
utilización del alfabeto y las vocales con su respectiva pronunciación.
Desde ese momento y logrando medianamente comprender el significado de las
palabras empecé a leer cuentos, fabulas, historietas y todo cuanto tuviera
relación con estas ramas del saber.
Consideró que este fue mi proceso para aprender a
escribir y posteriormente a leer, proceso que a mis 21 años no ha terminado, ya
que, me considero un individuo falto de conocimiento y de técnicas para mejorar
mi nivel de lecto-escritura.
AUTOR: MARLO LEANDRO GARCIA MATEUS
ID: 000163225
FACULTAD DE HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA
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