sábado, 24 de noviembre de 2012

COMO APRENDI ALEER



COMO APRENDÍ A LEER
Tan complejo como tratar de tapar el sol con un dedo
Todo comenzó el día 7 de marzo de 1991, fecha de mi nacimiento. Desde ese momento, empecé  a  preguntarme de manera inocente el Por qué de las cosas y a dar respuesta desde lo que  observaba, muchas de estas sin lógica alguna.
Decirles exactamente como aprendí a escribir y  leer seria engañarme a mí mismo y engañarlos a ustedes, tan solo les relatare desde lo que alcance a recopilar de mis fuentes de información  de las cuales hago mención de las siguientes: padres, amigos y maestros, estos últimos parte esencial en el aprendizaje lecto-escritural.
Como todos sabemos, los niños desde muy temprana edad son muy curiosos y quieren darle sentido a todo lo que los rodea; ejemplos concretos son las caricaturas y cuanto en ellas se logran interpretar.
Mi conflicto arranco desde este punto, recuerdo que mi programa favorito era los muy conocidos y controversiales SIMPSON, dibujos animados que representan el prototipo de familia estadounidense que pocos conocemos, contraponiendo la versión del programa grotesco que muchos detestan.
Lograba entender alguna de las conversaciones allí planteadas, ya que muchas de estas palabras utilizadas en este contexto me eran familiares, las escuchaba a menudo por parte de mis hermanos, padres y amigos, pero no interpretaba los textos presentes en cada capítulo, ejemplo de ésto era la escena inicial donde Bart Simpson escribe en el  tablero de la escuela donde el estudia, frases que para  mí no significaban nada pero me despertaban curiosidad.
Al verme en este círculo de confusión, decidí preguntarles a mis padres, qué significaban esos jeroglíficos que a diario veía y que mucha gente los denominaba palabras. Ellos al escuchar dicho comentario decidieron como primera medida, enseñarme a escribir las vocales (a-e-i-o-u) con su respectiva pronunciación, el mismo proceso lo realizaron con el alfabeto, aclarándome que estas dos grupos semánticos unidos formaban las palabras que a diario escuchaba y que veía reflejadas en los programas de televisión, revistas, avisos publicitarios, entre otros.
Terminada esta primera etapa de exploración,  ya con algunas nociones de cómo era el proceso para leer y escribir, ingrese a la escuela  a la edad de cinco años, en donde, mis maestros afianzaron lo ya aprendido, corrigiendo las falencias en el proceso iniciado en casa.
Mi principal guía en la escuela para la enseñanza lecto-escritural, fue la cartilla de NACHO, ésta. de manera ilustrada explicaba ejemplos concretos de la utilización del alfabeto y las vocales con su respectiva pronunciación.
Desde ese momento y logrando  medianamente comprender el significado de las palabras empecé a leer cuentos, fabulas, historietas y todo cuanto tuviera relación con estas ramas del saber.
Consideró que este fue mi proceso para aprender a escribir y posteriormente a leer, proceso que a mis 21 años no ha terminado, ya que, me considero un individuo falto de conocimiento y de técnicas para mejorar mi nivel de lecto-escritura.


AUTOR: MARLO LEANDRO GARCIA MATEUS
ID: 000163225
FACULTAD DE HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA

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